En promedio, pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. Por lo tanto, la cama debería tener más importancia que los demás objetos de la casa. Sin embargo, a menudo esto no ocurre: mucha gente compra una cama cualquiera con sus accesorios, elige la que le resulta más barata o se limita a adquirir un colchón nuevo. Suele olvidarse con facilidad que también existen numerosos requisitos a los que debe ajustarse la base o somier; si no los cumple, los discos intervertebrales, expuestos día tras día de manera natural a una carga significativa, ya no logran una regeneración suficiente y los músculos no se relajan. Y el problema de dormir mal trae consigo otros efectos: el cansancio disminuye nuestro rendimiento y concentración, y puede influir negativamente en el ánimo.
Los siguientes enlaces le indicarán cuáles son los aspectos a los que debe prestar atención: