Una terapia del dolor específica es efectiva contra el dolor de espalda
Todos lo conocemos, pero incluso los expertos tienen dificultades a la hora de describir qué es el dolor. Conforme a una definición de la Sociedad Internacional para el Estudio del Dolor del año 1979, se trata de “una experiencia sensitiva y sensorial desagradable que se relaciona con un daño real o potencial de tejidos o que se describe con conceptos relacionados con tal daño”. A diferencia de explicaciones previas que consideraban el dolor como un proceso puramente físico, en este caso también se incluye la vivencia personal del dolor. En consecuencia, también puede sufrir dolores alguien cuyo origen físico del dolor haya sido curado con anterioridad o ni siquiera se encuentre.
El dolor es el guardián de la salud
A nadie le gusta tener dolores. Sin embargo, no se debe valorar negativamente sin más a los dolores. “Como síntoma, los dolores agudos, por ejemplo, cumplen con una función de alerta y protección muy importante. Muestran que algo no está bien. El cuerpo reacciona y trata de prevenir daños por medio de medidas compensatorias”, explica el Dr. Jan-Peter Jansen, director médico de Schmerzzentrum Berlin. Es por ello que los antiguos griegos le llamaron “el perro guardián de la salud”. Aparece, por ejemplo, en casos de infecciones o heridas, tiene un límite en el tiempo y en la mayoría de los casos se elimina con éxito por medio del tratamiento de la causa.lich begrenzt und kann durch die Behandlung der Ursache meist erfolgreich therapiert werden.
El dolor pierde esta función positiva de alerta cuando se vuelve crónico. Al contrario: el dolor crónico desgasta al paciente físicamente, y puede alterar completamente su pensamiento y su sentir. Se convierte en una carga más pesada que la enfermedad básica original. El dolor se mantiene constante y, con el tiempo, pasa a ser una enfermedad independiente que debe ser tratada en forma separada. También se sabe que el dolor crónico puede causar cambios en el comportamiento, depresión y aislación social.
Una terapia temprana previene la memoria del dolor
Cuando las señales del dolor se repiten continuamente, las fibras nerviosas pueden alterarse de forma permanente y formar una “memoria del dolor”. La consecuencia de esto es que incluso estímulos leves como el contacto físico, el calor o el estiramiento pueden ser percibidos repentinamente como un dolor. Es el mismo efecto que conocen muchas personas que han sufrido la amputación de un miembro: la lesión nerviosa originada por la amputación o la pérdida de parte del cuerpo adquiere vida propia. Debido a que las lesiones dejan huellas de memoria en el sistema nervioso central, se generan permanentemente impulsos nerviosos sin que estos tengan una razón de ser. Esto también puede ocurrir en el caso del dolor de espalda. “Para impedir el desarrollo de una memoria del dolor, los impulsos del dolor deben ser eliminados desde el principio por medio de un tratamiento adecuado”, explica Jansen y agrega que, de lo contrario, el dolor pierde su función de alerta del cuerpo y existe el riesgo de que se vuelva crónico.
No todos los dolores son iguales
La percepción del dolor puede diferir considerablemente de persona a persona y depende de la psique. Quien tiene miedo o se siente muy estresado tendrá más dificultades para relajarse, lo que conduce a una mayor sensibilidad al dolor. Así puede surgir un círculo vicioso en el que el dolor y el estrés se fortalecen recíprocamente. Es por eso que el buen estado de ánimo o las distracciones reducen el dolor. Además, hay personas que son más o menos sensibles al dolor. Cada persona valora y describe el dolor de manera muy diferente.
La terapia del dolor posibilita el movimiento
Muchos pacientes con dolor de espalda creen que poder soportar el dolor es un signo de fortaleza. Este falso heroísmo, sin embargo, conduce a que los afectados se muevan muy poco o nada, lo que da lugar a un círculo vicioso. El dolor aumenta cada vez más hasta que se vuelve casi insoportable o crónico.
En realidad, es necesario hacer ejercicio en forma regular para fortalecer la musculatura y mantener la movilidad a fin de poder desarrollar las actividades diarias. Sin embargo, debido a los dolores, que pueden ser muy fuertes en algunos casos, la gimnasia terapéutica necesaria muchas veces solamente se puede llevar a cabo junto con una terapia del dolor adecuada.
El objetivo de la terapia del dolor es, pues, lograr que, por medio de la selección de los calmantes adecuados y la dosis apropiada, el afectado deje de sentir dolor en forma total o casi total. “Está demostrado que un paciente con menos dolor está más relajado, tiene menos miedo y disfruta más de la vida. Además, y esto es muy importante, el afectado puede participar desde un principio en una terapia activa como la gimnasia terapéutica”, explica el terapeuta del dolor berlinés Jan-Peter Jansen.
En los casos de dolor de espalda agudo sin involucramiento de las raíces nerviosas, el médico primero receta un calmante simple. Debido a su menor tasa de efectos secundarios, el paracetamol es el principio activo preferido, pero su efecto calmante es limitado, por lo que puede no ser suficiente. En tal caso se deben utilizar antirreumáticos no esteroideos, que incluyen principios activos como el ácido acetilsalicílico, el diclofenac y el ibuprofeno. Se deben tomar, como máximo, durante seis semanas. Debido a sus efectos secundarios sobre el sistema gastrointestinal y los riñones, este tipo de medicamentos no es apto para su uso permanente, en especial para las personas de más de 65 años de edad. Sin embargo, no todos los medicamentos tienen el mismo nivel elevado de efectos secundarios. En caso de un mayor riesgo de complicaciones estomacales, se puede administrar el principio activo omeprazol como medida preventiva para reducir los riesgos. Consulte con su médico cuál es la solución más adecuada para su caso.