Compresas y parches térmicos
El calor profundo alivia el dolor
La tirantez en la nuca, los hombros o la espalda provoca dolor al moverse y cada movimiento se convierte en un suplicio. Cuando se carga incorrectamente un músculo o se adopta una postura corporal incorrecta, se suelen producir dolorosas contracturas. Como consecuencia de ello, la musculatura se endurece dificultándose el riego sanguíneo. Instintivamente cubrimos la zona afectada con algo caliente. El calor mejora el riego sanguíneo, relaja los músculos contracturados y los nervios. Además, el estímulo de calor se superpone al estímulo de dolor reduciendo la sensación de dolor. Junto a las bolsas de agua caliente, los cojines térmicos, las duchas calientes y las lámparas de infrarrojos existen hoy compresas térmicas de aplicación local y efecto terapéutico, que pueden ayudar contra el dolor de espalda.
Tratar el dolor de forma efectiva con calor y movimiento
Con ayuda de una oxidación controlada, estos productos son capaces de generar calor de forma natural e irradiarlo a las zonas en que este se necesita. La musculatura se calienta lentamente sin que por ello se eleve la temperatura corporal interna. La temperatura terapéutica ideal es de aproximadamente 40 °C.
Para actuar de forma efectiva contra el dolor de espalda y de la nuca es preciso que el calor ejerza su efecto en profundidad. En otras palabras: No solo la piel, sino también las capas musculares subyacentes y el tejido conjuntivo tienen que beneficiarse del calor. Entretanto, la ciencia ha revelado la razón por la que el calor actúa de forma tan buena: El calor dilata los vasos sanguíneos, fomenta el riego sanguíneo y relaja los músculos. Esto libera los nervios que transportan los mensajes de dolor de los estímulos de presión.
El calor fortalece las defensas de nuestro cuerpo
Aparte de ello, las terminales nerviosas con receptores de calor situadas en la piel transportan los estímulos de calor a través de los puntos de interconexión de la médula espinal y del cerebro al centro del dolor. Allí, se inducen procesos químicos que amortiguan adicionalmente la sensación de dolor. También se benefician del calor el sistema hormonal y el metabolismo celular, ya que este fortalece las defensas y ayuda a reducir el grado de acidez del cuerpo y a eliminar toxinas. Tampoco hay que menospreciar el efecto que tiene sobre el bienestar general.
A la hora de elegir los parches térmicos es imprescindible considerar el aspecto del confort, ya que deben permitir que usted pueda seguir moviéndose y realizando sus actividades corporales sin limitación alguna. También deben permitirle que continúe con las medidas terapéuticas y/o siga yendo a una escuela de espalda, puesto que estas medidas están recomendadas en los casos de dolor de espalda. A partir de una edad de 55 años se recomienda llevar los parches encima de ropa ligera y no emplearlos por la noche.
Los tratamientos de calor no siempre están indicados
Bajo determinadas circunstancias no es recomendable tratar el dolor con compresas térmicas. En infecciones agudas, por ejemplo, está contraindicado el calor, por lo que debe prescindir de esta forma de tratamiento. En personas diabéticas, con problemas de riego sanguíneo, pacientes con enfermedades coronarias y mujeres embarazadas, esta aplicación está indicada de forma limitada. En caso de duda es aconsejable consultar a un médico o farmacéutico antes de comenzar la aplicación.
Resumen
Requisitos mínimos
- Su uso debería combinarse con medidas fisioterapéuticas y/o con la asistencia a una escuela de dolor.
- Los parches térmicos deberían estar clínicamente testados.
- Su aplicación debe ser inocua y no debe comportar riesgo alguno.
- El parche térmico debería estar optimizado sobre todo para aplicaciones en la zona lumbar y cervical, así como en las grandes extremidades.
- El parche térmico debería producir de forma probada un calentamiento de los músculos y del tejido conjuntivo.
- El calor generado en profundidad debería estar limitado localmente.
- El parche térmico debería calentarse lenta y cuidadosamente en la zona a tratar influenciando lo menos posible la temperatura corporal.
- El parche térmico debería ser cómodo de llevar.
- Debería poder eliminarse con la basura doméstica normal.